Carreño Miranda regresa a su ciudad con Eugenia Vallejo

Eugenia Martínez Vallejo, pesaba a sus seis años cerca de setenta kilos y eso fue suficiente para que en 1680 fuera llevada de su pueblo burgalés a la corte de Madrid para ser admirada «como manifestación inusual de la naturaleza». Fue el pintor avilesino Juan Carreño de Miranda el encargado de pintar su retrato y lo hizo como lo hubiera hecho su maestro: dignificando a la niña en la medida de lo posible. Ese cuadro ‘Eugenia Martínez Vallejo, vestida’ se puede admirar desde ayer y hasta el próximo 2 de junio en la cúpula del Centro Niemeyer, a la que ha llegado cedido por el Museo del Prado dentro del proyecto ‘El arte que conecta’.

La inauguración tuvo ayer el empaque de los grandes acontecimientos con la presencia de la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, de la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, del coordinador general de Conservación en el Museo del Prado, Víctor Cageao, de la directora de Telefónica en Asturias, Paula Beirán, y como anfitrión, el director del Centro Niemeyer, Carlos Cuadros.

La propuesta de exponer este cuadro en el Centro Niemeyer partió del Museo del Prado, que presentó el proyectó a las diferentes comunidades autónomas. «En Asturias nos pareció interesante que una de nuestras obras se expusiera en un centro moderno, cultural, dedicado más bien al arte contemporáneo como el Niemeyer. Cuando tuvimos que escoger el cuadro, el propio director del Museo del Prado propuso este como un guiño muy interesante», explicó Cageao, que añadió que luego la institución ha tenido libertad para emplazarlo en el espacio que ha considerado más oportuno. Cumpliendo, eso sí, unas condiciones de seguridad y conservación que tienen que ser un 55% de humedad relativa y entre 21 y 22º grados.

‘Eugenia Martínez Vallejo, vestida’ de Juan Carreño de Miranda es uno de los 18 cuadros que, dentro de ‘El arte que conecta, han recorrido o recorrerán otras tantas localidades dentro de un proyecto que escoge a «un gran maestro» y les busca un emplazamiento a su altura. En el caso de Avilés era fácil porque Carreño de Miranda fue un pintor de primer nivel. «Era un pintor de la corte española del siglo XVII, lo que habla por sí mismo porque en aquel momento, a pesar de estar avanzado el siglo, era un centro artístico de primer nivel, era la meca artística del mundo», señaló Cageao.

Recordó que fue el sucesor de grandísimos maestros y tuvo la oportunidad representar tanto al Rey como la Reina. «Al margen de eso, analizando su producción, es un pintor de altísima calidad que hereda la forma de pintar de Velázquez y añade otras influencias de otros pintores. Tanto en obras de carácter religioso como retratísticas», añadió.

Respecto a la iniciativa de exponer el cuadro fuera de su museo habitual señaló que es una «manera de establecer lazos y reforzar el carácter nacional del Museo del Prado, que es de todo el país». Esta es solo una de las más de 3400 obras depositadas en 280 instituciones. En Asturias hay depositadas de manera permanente 76.

Programa paralelo

Al igual que el emplazamiento, el programa paralelo diseñado durante el periodo de exposición, que comprende varias conferencias y una visita guiada, también ha sido iniciativa del Niemeyer, centro cultural del que Cageao destacó la «extraordinaria acogida, profesionalidad, rigor e interés» en el proyecto.

La consejera de Cultura destacó el valor de iniciativas como esta «que no solo acerca a la ciudadanía avilesina y asturiana un pintor extraordinario, sino que promueven una gestión cultural más igualitaria, accesible y vertebradora, al acercar sus valiosos fondos a quienes nos encontramos en la periferia». Mariví Monteserín recordó que esta pintura ya había visitado la ciudad en 1985 y «desde entonces, Eugenia forma parte del patrimonio cultural de los avilesinos y las avilesinas, en un cuadro que reconocen y una figura que aprecian y reconocen».

Carlos Cuadros recalcó que «acoger este icónico cuadro del pintor barroco nacido en Avilés, Juan Carreño de Miranda, en la cúpula del Centro Niemeyer es un hito para este centro cultural, especialmente por la importancia que tiene la iconografía creada en torno a los cuadros de Eugenia Martínez Vallejo en la memoria colectiva de todos los avilesinos».

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