Una plaga de araña roja atenaza de nuevo La Grandiella

Hace ya doce años que las familias que viven en la zona de La Grandiella temen la llegada de estos meses primaverales, momento en el que el frío y la lluvia debilitan su presencia, pero llega en cambio puntual la plaga de las arañas rojas que cada temporada se reproduce con más intensidad en el interior de las viviendas y contra la que nadie consigue encontrar una solución.

Son pequeñas, de apenas medio centímetro, y de fisonomía, ovalada, miles de ejemplares llevan más de una década apoderándose de los edificios de la zona avilesina de La Grandiella. Son en realidad una especie de ácaros que se nutren de la savia de las plantas llegando a representar hasta el 20% de las causas que echan a perder los cultivos.

No obstante, es su capacidad de colonización y reproducción masiva lo que más preocupa a los vecinos, que se han puesto en contacto con LA VOZ para trasladar que llevan «alrededor de dos meses» sin poder abrir las ventanas de sus casas, «ni tan siquiera colgar la ropa», porque la plaga está capacitada para poner huevos en las fachadas de los bloques y trepar hasta inundar estancias. Las camadas que rodean los edificios «pueden llegar a triplicarse en una jornada», tal como trasladan los que se sienten «cansados» de resignarse a la idea de tener «inquilinos» cada vez que se acerca el cambio estacional.

La solución, que se ha venido reclamando durante todo este tiempo «y con mucha más intensidad en los últimos siete años» pasa por la responsabilidad de tres entidades que se han pronunciado «por última vez en 2021, pero sin solución final» : Sogepsa, Ruasa y el área de mantenimiento del propio consistorio avilesino, a quienes pertenecen los terrenos y parques urbanos que rodean las viviendas y sobre los que a estas alturas del año se procede a la siega «sin haberse fumigado antes».

Insecticidas y lavanda

Es entonces cuando, al morir la planta, las arañas suben por los bloques hasta llegar a los tejados y encontrarse con las herramientas de las que los vecinos han podido armarse para controlar la situación en la medida de lo posible. Según nos hacen llegar, tras haber llegado a pagar por su cuenta a varias empresas especializadas, utilizan ahora contra la plaga «todo lo que encontramos en las jardinerías», empezando por insecticidas hasta probar el efecto de las flores de lavanda, «porque dicen que va bien y ya estamos desesperados probamos lo que sea», aseguran.

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