Avilés podría aparecer en el diccionario como ejemplo perfecto de lo que significa resilencia. Su transformación económica y urbanística a partir de la crisis industrial de los años ochenta del pasado siglo es, sin duda, la mayor vivida por un municipio asturiano, y sus políticas, ejemplos para otras muchas ciudades por los éxitos conseguidos.

La transformación económica de Avilés ha estado ligada a las nuevas tecnologías, a la investigación y a la innovación industrial y ese camino iniciado a finales de los años noventa continúa recorriéndose y ampliándose con el desarrollo de nuevo suelo industrial y para empresas innovadoras en el Parque Em presarial Principado de Asturias (PEPA), donde en unos meses la sociedad estatal Sepides comenzará la urbanización de los suelos liberados por las antiguas baterías de cok y el Ayuntamiento cerrará el proyecto destinado a ampliar el Parque Científico y Tecnológico Avilés Isla de la Innovación, en torno a los grandes centros de investigación, entre los que se encuentran los de Idonial y Arcelor, y también el Centro Niemeyer.

Esta transformación económica ha estado ligada a la medioambiental, centrada en espacios verdes y especialmente en la ría, y urbanística. Avilés vivió el boom industrial de los cincuenta y creció rápidamente, y no siempre bien, para dar vivienda a los miles de trabajadores que llegaron de toda Asturias y España. En las últimas décadas los barrios periféricos se han transformado y siguen haciéndolo de la mano de todas las ayudas del Gobierno de España y de la Unión Europea que capta el Ayuntamiento para adaptar los espacios públicos y las edificaciones a las calidades actuales de habitabilidad y accesibilidad.

Y en el centro de la ciudad, en el casco histórico, las políticas de peatonalización y recuperación de edificios públicos y privados han convertido a Avilés en un espacio para el paseo, la compra y el ocio. La ciudad histórica, con el encanto de sus calles medievales asoportaladas y empedradas, fue el primer punto en el que el Ayuntamiento puso el esfuerzo para recuperar espacios para la ciudadanía. Ese objetivo se alinea ahora directamente con las políticas europeas medioambientales y de movilidad.

Los fondos Next Generation han permitido abordar en los últimos cinco años planes que desde hace tiempo estaban en el objetivo municipal dentro del proyecto de ciudad y sólo requerían de financiación. El centro de la ciudad es una Zona de Bajas Emisiones gracias a las últimas peatonalizaciones que han creado nuevos espacios para la ciudadanía, antes tomados por el tráfico.

En esta línea está la transformación vivida por las calles en torno al histórico parque de El Muelle. La plaza de Pedro Menéndez, por la que ya no pasan coches, se ha revelado ya como un espacio único para la celebración de todo tipo de actividades, desde conciertos a la reciente Feria de las Asociaciones del municipio; además de recuperar la actividad económica de sus bajos comerciales. Y a pocos pasos, la plaza de La Merced, también peatonalizada, ha revivido como espacio de ocio para los avilesinos en torno a la majestuosa iglesia de Santo Tomás de Cantorbery y todo ello junto al centro comercial por excelencia de la ciudad, el mercado histórico de Hermanos Orbón. Algo similar sucede en El Carbayedo, su plaza reurbanizada también el año pasado, ya no se imagina de otra forma por la ciudadanía. La inversión en estos nuevos espacios, con la UE respaldándola, ha rondado los tres millones de euros.

Los espacios públicos, plazas peatonalizadas y parques que ocupan más de un millón de metros cuadrados, los servicios públicos de calidad, la importante oferta deportiva y cultural, y la apuesta por garantizar el derecho a la vivienda con más de un millón de euros de subvenciones, son los otros ejes de las políticas del Ayuntamiento de Avilés con el objetivo de mantener los altos estándares de una ciudad que cumple ya con el objetivo europeo de ser paseable y disfrutable por la ciudadanía.

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