Los Reyes Magos no fallaron y fueron tan puntuales en su llegada a Avilés como todos los años. Volvieron a elegir la ría para acceder a la ciudad y desembarcaron en el puerto deportivo a las seis de la tarde. Lo hicieron a bordo de ‘La Rechalda’, una lancha que la Autoridad Portuaria cedida para la ocasión, perfecta para una entrada cómoda en la ría, y en ella llegaron a los pantalanes escoltados por un séquito de otras seis embarcaciones, una de ellas de Salvamento, siempre a punto para responder a cualquier tipo de emergencia que, sin embargo, no hubo.

Arribaron cómodamente y allí les esperaban centenares de niños con sus familias, una multitud que se extendía a lo largo del muelley entorno a los coches que les estaban esperando para trasladarles hasta el colegio del Quirinal, donde les esperaban las carrozas en las que luego recorrieron las calles. «Estamos encantados de estar en Avilés», pudo pronunciar Melchor mientras decenas de niños intentaban aproximarse a él y saludarle. «¡Baltasar, el patinete!», pedía algún niño, por si acaso su carta no había llegado correctamente.

En el puerto deportivo fueron recibidos por la concejala de Festejos, Sara Retuerto, que no pudo evitar fundirse en un abrazo, y por Antonio Caamaño, perfectamente ataviado como paje, que volvió a ejercer como maestro de ceremonias para amenizar la espera, que se hizo larga.

Una luz en la lancha comenzó a verse en la cabecera de la ría, muy lejos aún del lugar previsto para el desembarco, que se aproximaba demasiado lentamente para el deseo de los niños. Antes de llegar, se lanzaron unas bengalas, que presagiaban que Sus Majestades ya estaban en la ciudad, sin fallar, al ritmo de las gaitas de la banda Uriellu, que puso la nota de asturianía.

Hilarion

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Enlace de origen : Melchor, Gaspar y Baltasar desembarcan en el puerto deportivo: «Estamos encantados de estar en Avilés»