«Las patologías del suelo pélvico provocan incontinencia, pero hay más causas»

Muchos lectores recordarán el histórico anuncio que, protagonizado por Concha Velasco, hizo de las compresas tocológicas de algodón el mejor arma para combatir las pérdidas de orina. Esto que se describe a priori como un juego de márketing se trasladó a un saber popular y normalizó por aquel entonces la incontinencia urinaria, que ya forma parte de las afecciones de más de 6,5 millones de personas en España.

De esta cifra, la doctora especialista en fisioterapia obstétrica y uroginecológica, María Blanco, discriminó ayer, en el Aula de Cultura de LA VOZ, hasta un 50% correspondiente a quienes no reconocen vivir esta situación «y mucho menos interpondrán para ello un tratamiento». Una problemática que, a menudo, se feminiza, se vincula al embarazo o se focaliza sobre las edades más avanzadas, pero «nada más lejos de la realidad», aseguró Blanco, que ayer se dirigió a un público mixto tanto en edades como en sexos y supo muy bien por qué.

«Las patologías y afecciones del suelo pélvico provocan incontinencia urinaria y fecal», lo que de base ya ejerce un impacto social de alcance en la vida de cualquier persona, «pero podemos añadir otras tantas causas como la disfunción sexual y el dolor pélvico crónico», del que, además, aseguró «es sin duda el más difícil de tratar y solo hay uno de cada tres pacientes que venga finalmente por este motivo».

Ante esta situación, la fisioterapeuta reconoció la posibilidad de aplicación de fármacos e incluso medidas quirúrgicas, «poco efectivas», a las que añadió la alternativa que define la Fisioterapia Pelviperineal: «los fisioterapeutas analizamos el suelo pélvico y sus posibilidades de refuerzo, pero también lo que ocurre en la pelvis, diafragma y lo que incide sobre él», lo que incorpora a la ecuación de la salud toda un abanico de técnicas «muy alejados de lo que llamamos ‘Stop pipí’», o interrupción de la micción para «supuestamente fortalecer el suelo pélvico», que lleva a la vejiga a recibir órdenes contradictorias del cerebro y «no sabrá cuando aguantar y cuando no».

Un mito como el de la efectividad del uso de las llamadas bolas chinas o la reducción en la cantidad de agua que uno bebe con asiduidad, «que sólo lleva a que la vejiga termine adaptándose a ese mínimo».

Desde técnicas manuales de diagnóstico y musculares articulares o miofasciales, hasta ejercicios preventivos y soluciones como los llamados ejercicios de Kegel, biorretroalimentación y electroterapia, la doctora Blanco arrojó ayer luz en el Centro de Servicios Universitarios ante una problemática que afecta cada vez a un mayor número de personas y que tienen la solución a un fisioterapeuta de distancia.

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