La Policía Local de Avilés se las ve con la fauna

El lagarto apareció en el escaparate de una tienda de moda en Rui Pérez.

Los agentes se toparon ayer con un lagarto en la calle Rui Pérez, un perro peligroso sin bozal, otro abandonado y una mujer alimentando palomas

Las jornadas de trabajo de los agentes de la Policía Local de Avilés suelen ser agitadas y llenas de imprevistos, pero lo más habitual es que deban atender percances causados por personas, no por animales, que fue lo que sucedió ayer desde la mañana hasta la tarde, cuando tuvieron que vérselas con perros, palomas y hasta con un lagarto.

Fue este el incidente más llamativo por lo exótico del animal. A primera hora de la tarde, en la céntrica calle Rui Pérez, una enorme lagartija, de casi veinticinco centímetros de longitud, provocó más de un susto entre los viandantes. Y ello pese a que el animal, aunque suelto, descansaba plácidamente junto al escaparate de la tienda de productos infantiles Sin Cuentos, totalmente ajeno al temor que su presencia suscitaba.

Dos motoristas de la Policía Local, alertados por los transeúntes, se personaron allí. Un primer intento de capturar al reptil provocó que este, asustado, se deslizase bajo la puerta del comercio y buscase refugio en su interior. Pasó casi una hora hasta que la empleada Carmen Arango logró arrinconar al lagarto y, valiéndose de una escoba, devolverlo a la calle, en la que se perdió su rastro. «Casi me da algo al verlo moverse entre los zapatos del escaparate, con esas patas y esa cola tan largas», reía al recordar la peripecia, feliz de que «no entrase ningún niño mientras estuvo aquí». El reptil había llegado desde una frutería cercana, de donde surgió de una caja de plátanos.

Ya a primera hora de la mañana, otra patrulla tuvo que recoger a un perro abandonado en la zona de La Magdalena, y fue otro can, un pitbul, el que provocó un pequeño altercado pasado el mediodía en la calle de La Cámara. Según relataron algunos testigos de lo ocurrido el animal, que no llevaba bozal, se había soltado en un momento dado y tuvo un encontronazo con otro perro que pasaba en ese momento cerca. También allí se personó una patrulla de motoristas. La Policía Local no confirmó, sin embargo, que hubiera multado a la propietaria del animal.

Poco después, las palomas fueron protagonistas en el parque de Las Meanas. Allí una patrulla tuvo que apercibir a una mujer, habitual de la zona, por encontrarse alimentando a las palomas. La cosa estuvo a punto de pasar a mayores por la reacción de la mujer, que comenzó a gritar a los agentes. Acabaron desalojándola del lugar.

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