El comercio local se acoraza en Navidad ante posibles delitos

Una ágil mirada al centro de Avilés basta para constatar que la Navidad, en términos estéticos y comerciales, ya ha llegado. Son jornadas de ilusiones y deseos, de regalos pensados y de compras para hacerlos realidad. Pero tras esa refulgente cara de la moneda existe otra, mucho más oscura, aunque tristemente conocida: la de quienes aprovechan estas fechas para lucrarse a costa de la ingenuidad, del despiste o del desconocimiento de los ciudadanos honrados. Para prevenirlo, un año más la Policía Nacional desarrolla estos días su Campaña de Comercio Seguro, que el veterano agente Alberto Vior coordina en el centro de la villa y en los barrios.

La dinámica de este plan sigue el mismo esquema de navidades precedentes. Armado con un grueso fajo de folletos y trípticos, en los que se detallan las posibles situaciones de riesgo y qué medidas adoptar, Vior recorre las tiendas del casco urbano, de Versalles y de La Luz, informando a propietarios, empleados y, cuando el azar quiere que también ellos estén presentes, clientes. A sus explicaciones le siguen a veces expresiones de sorpresa, y no es para menos, porque a las estafas y robos más tradicionales se añaden métodos de nuevo cuño y, por ello, difíciles de detectar. Ya se sabe, el ingenio de los ‘cacos’ nunca duerme.

«Hay prudencias sencillas, pero útiles: no tener cosas de valor cerca de los escaparates o de las puertas, no dejar los bolsos detrás del mostrador, que al entrar un grupo numeroso se tenga un código entre empleados para que uno esté pendiente de que nadie haga nada malo…», explica Vior, veterano en estas lides. Muchos de sus consejos son ya un clásico navideño por sí mismo, como no salir con toda la recaudación del día del comercio o el bar a última hora o tener siempre la trastienda cerrada y el bolso a buen recaudo.

Entre las más recientes tácticas de los ‘cacos’ está hacerse pasar por empleados bancarios

De hecho, esa última técnica ha dado más de un disgusto en los últimos tiempos, y no solo por la pérdida del contenido del bolso. «Una vez te lo roban, consiguen tus datos y te llaman haciéndose pasar por tu banco», relata Vior. Con la excusa de la sustracción «te dicen que han detectado movimientos sospechosos, que han bloqueado la cuenta por seguridad y que necesitan la clave para reactivarla. Al dársela, sin saberlo, les damos a los ladrones acceso a nuestro dinero».

Tecnología, caballo de Troya

Ampararse en una supuesta relación con los bancos es una táctica frecuente desde hace tiempo y todo apunta a que esta campaña de 2022 no será una excepción. Los más novedosos son las estafas mediante el envío de enlaces supuestamente ligados a entidades conocidas, especialmente Ibercaja y Unicaja. «Dicen al receptor que, en caso de no haber hecho cierto movimiento en su cuenta, marque un código de seguridad. Así se da vía libre a la cuenta».

Por lo que concierne a esa fórmula concreta, una buena forma de detectarla es observando la fecha de llegada del mensaje, ya que «suelen enviar los mensajes los viernes, así, al haber todo un fin de semana entre medias, el lunes ya se ha consolidado la operación y no se puede retraer». Aun así, lleguen cuando lleguen, «ante cualquier petición por vía digital o telefónica debemos negarnos en rotundo y acudir físicamente a la sucursal».

Mucho menos sofisticado, aunque a menudo más exitoso, es el uso de Bizum para consumar estafas. En el caso de esa popular herramienta, un supuesto cliente «acude a la tienda, asegura que quiere comprar algo y envía a través de Bizum una orden de transacción escribiendo en el concepto y en mayúsculas que se trata de un pago, pese a que, en realidad, la orden es de cobro. Al leer solo el concepto, el vendedor se despista y acepta». Una nueva muestra de ingenio para el mal que se suma a las habituales sustracciones de género y pagos con dinero falso, y que pueden llegar a arruinar una jornada.

Por todo ello, el consejo de Vior es combinar la observación con la prudencia y la calma. Y, sobre todo, acudir a las autoridades, nunca tratar de reducir al delincuente. «En un momento dado, pueden revolverse y hacer daño, y eso nunca compensa», aclara. «Lo mejor es fijarse en sus rasgos, calzado y pantalón, seguirlos a distancia y llamarnos. En una ciudad como Avilés tardaremos poco en cazarlos».

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