En este tramo de la autovía se encuentran dos núcleos residenciales, uno a cada margen de la carretera, que «están expuestos a la contaminación acústica generada por el tráfico que soporta dicha infraestructura». La obra corresponde a la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial, que destinará a esta fase un total de 582.197 euros.

Los trabajos consistirán en la instalación de pantallas a ambos lados de la carretera. En la margen derecha la única actividad que se precisa es la señalización de seguridad, mientras que en la izquierda será necesario desmontar los cuarenta metros de barrera de seguridad.

Las pantallas tendrán una altura de cuatro metros y un grosor de diez centímetros así como una longitud de 184 metros en la margen derecha de la vía y de 156 en la izquierda. Estas se instalarán entre los puntos kilométricos 1,5 y 1,7 de la carretera y para su colocación se plantea, previa a la perforación de los pilotes de cimentación, un rasanteo de la superficie actual, que permita la mayor concordancia posible entre la nivelación del terreno con la línea inferior de arranque de los paneles acústicos.

Los trabajos, cuyo plazo de ejecución es de tres meses, se prevé que comiencen en el último trimestre de este año.

Asignatura pendiente

Pero, aún con esta actuación del Principado, todavía quedará un tramo hasta el casco urbano de Avilés que sufre con especial virulencia el ruido del tráfico. Es el poblado de Llaranes, excluido hasta ahora de todos los proyectos, pero que, con la ayuda del Ayuntamiento, empieza a ser tenido en cuenta.

La previsión es que Llaranes se incluya en los nuevos Mapas Estratégicos de Ruido (MER) de las carreteras que forman parte de la Red Autonómica, cumpliendo así con la exigencia europea que obliga a elaborar y aprobar cada cinco años estos estudios en las carreteras con más de tres millones de vehículos anuales.

Este último análisis evalúa el perjuicio que sufren de forma directa un total de 3.244 vecinos en cuatro carreteras de la comarca de Avilés. El estudio sirve, precisamente, para determinar las medidas que son necesarias aplicar para cumplir con los estándares normativos, que establecen que los niveles de ruido a los que se expone la población en sus viviendas nunca deberían de ser superiores a 55 decibelios (dB).

Una de las carreteras que se incluyen en el estudio es la AS-392, en concreto un tramo de dos kilómetros que coincide con los accesos de entrada y salida a la autovía AI-81 desde la avenida de Gijón. Este tramo afecta especialmente a los vecinos del barrio de Llaranes y Llaranes Viejo.