La marca MMR Bikes nació en los años 90 en una histórica tienda de bicicletas de Gijón, en El Garaje de Pin, regentada por Manuel Menéndez, sobrino nieto del ciclista José Menéndez ‘Pinzales’. Es más tarde, en 2008, cuando el espíritu deportivo de la marca comienza a madurar y a tomar un potencial significativo gracias al empresario Daniel Alonso. Es él quien defina la esencia de la marca y ayude a fortalecer su crecimiento desde entonces.

Posteriormente, la compañía se traslada a sus actuales instalaciones en Avilés, ubicadas en la Travesía de la Industria. A ello se suma la contratación de profesionales muy relacionados con el ciclismo profesional, lo que ha hecho que se convierta en un referente en el mercado de la bicicleta.

El balance que el equipo hace de estos años de andadura es muy positivo, con un crecimiento sólido y progresivo en el que la marca ha conseguido desarrollar su personalidad a través de modelos reconocidos y reconocibles dentro y fuera de España. Y es que estas bicicletas son un emblema ya de Asturias.

Su principal seña de identidad ha sido la competición, materializada en patrocinios como la Academia MMR de Samuel Sánchez, el equipo Nesta-MMR de ciclo-cross o el Caja Rural-Seguros RGA que los llevó a estar representados en La Vuelta Ciclista a España en 2023.

Actualmente, MMR cuenta con más de 300 puntos de venta autorizados y está presente en 20 países, principalmente de Europa y Latinoamérica.

El día a día en la fábrica

En la fábrica avilesina, con una superficie total de 4.000 m² y 35 trabajadores, tiene lugar el diseño de las bicicletas y distribución. José Luis ‘Chechu’ Rubiera, director de Ingeniería, explica cómo es el día a día en la fábrica de MMR.

El diseño industrial del cuadro de la bicicleta corre a cargo del departamento de ingeniería. Ellos cuentan con tecnología de diseño e impresión 3D que dan lugar a unos prototipos ‘ciclables’ que, tras ser testados en laboratorio y pruebas reales, darán lugar a la configuración final que se producirá en las diferentes factorías asiáticas con las que trabajan.

Posteriormente, en Europa y tras unas nuevas pruebas y test de producción, los cuadros se concluyen en Portugal con la fase de pintura.

Una vez recibidos estos cuadros, MMR se encarga directamente del ensamblaje definitivo de la bicicleta con los componentes seleccionados de las diferentes marcas líderes del sector (transmisiones, frenos, ruedas, suspensiones, neumáticos, etc.). Las áreas de comercialización, asistencia técnica y posventa, finanzas, informática, marketing y logística a los diferentes puntos de venta también se realizan desde la sede en Avilés.

Como en otras áreas, la innovación también juega para MMR Bikes un papel fundamental. «La industria del ciclismo evoluciona constantemente dentro de las limitaciones de las que hablamos en el ámbito profesional de competición, pero no perdemos de vista que no todos nuestros clientes compiten y que también hay espacio para innovar en la práctica del cicloturismo o como alternativa de movilidad en las ciudades», señala Rubiera. Cabe destacar que los integrantes de MMR son grandes aficionados al ciclismo, lo practican con asiduidad y en esa experiencia propia encuentran el motor de la mejora continua de la marca, y de la búsqueda constante de soluciones y mejoras.

¿Y el futuro de MMR Bikes por dónde pasa? José Luis ‘Chechu’ Rubiera cree que es alentador, ya que la afición por este deporte no deja de crecer, algo que se percibe en las carreteras, las montañas y en la cantidad de eventos ciclistas que reúnen cada fin de semana a cientos o incluso miles de participantes. A ello se suma los urgentes cambios en las soluciones de movilidad, el surgimiento de la bicicleta eléctrica como medio de transporte alternativo, la concienciación sobre los beneficios físicos y mentales del deporte, a la cada vez mayor esperanza de vida, el cicloturismo y el ciclismo de competición. «Un futuro en el que esperamos seguir creciendo y creando empleo desde Avilés», concluye.

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