Después volvieron a la sede de la escuela en el Palacio de Camposagrado, donde explicó el lenguaje del cómic y su capacidad de expresión. «Lo que trato en esta clase es de enseñar a jugar con la narrativa del cómic y es muy interesante porque este es un formato que permite trasmitir una idea en varios volúmenes o en una sola página, todo depende del enfoque de quién lo dibuja porque es un lenguaje muy flexible y te ofrece mucha libertad», explicó Alfonso Zapico durante la actividad.

El autor contó que este taller lo practica con un grupo de alumnos a los que imparte clase en un liceo en Francia. «Les doy clases de español, pero a través del cómic. No es una escuela de arte, pero el hecho es que son alumnos que en ocasiones no son capaces de expresarse bien y el cómic les ayuda mucho, por eso siempre reivindico el lenguaje del cómic como una herramienta muy valiosa de expresión y síntesis», defendió.

Después del taller, el autor atendió las dudas de los estudiantes de la Esapa y a muchos les firmó algunos ejemplares de su obra, algo que el autor siempre hace encantado. «Hay chavales que ya son mayores y me cuentan que ya estuvieron en alguna de mis firmas cuando empecé a publicar la saga de ‘La balada del norte’ hace diez años. Entonces serían sólo unos niños y me resulta muy curioso ver cómo han ido creciendo en paralelo a la historia», confesó.

«A estos chavales les recomiendo una relectura de mi obra, aunque yo mismo suelo dejar mis propios trabajos abandonados un tiempo y vuelvo, por ejemplo, cuando hacemos traducciones como ahora al francés. La verdad es que es un proceso algo doloroso porque me voy fijando en muchos detalles que ahora pienso que haría de otra manera», relató el autor.

También adelantó algunos detalles sobre su próximo cómic que tratará del exilio republicano en Francia. Explicó que «cuando presentó mis libros se acercan muchos hijos o nietos de republicanos que emigraron y de ahí salen algunas historias como esta».

Mural de cuatro pisos

En su nueva visita a Avilés, Zapico recorrió ayer junto a la alcaldesa, la concejala de Cultura y el edil de Obras la futura sede del Conservatorio en la calle La Ferrería. Para este centro diseñará un mural, de una altura de cuatro pisos, que recorrerá la vida del músico Julián Orbón. El muralista Martín Forés se encargará de llevar a gran formato los diseños y rematará la pintura Zapico. Mariví Monteserín afirmó sobre este trabajo que «tenemos la intención de que el nuevo centro sea lo más avilesino posible. Avilés es una ciudad de cómic, y por eso pensamos que un elemento que singularice el Conservatorio es tener un mural que haga un recorrido por nuestra historia música». «Todo un reto», reconoció Zapico.